
El BCRA redefine la estrategia cambiaria y prepara un plan para sumar dólares en 2026.
Bandas que ajustan por inflación y un programa gradual para acumular reservas sin sacudir el mercado.


Carne, zanahorias y hasta tomates importados. Las compras al exterior no paran de crecer y golpean a la producción local. El “superpeso” impulsa un fenómeno que ya preocupa a pymes e industrias
Actualidad30 de mayo de 2025 Infoempresas


Tiempo de lectura: 1:40 min.
En la tierra de las vacas, ahora se importa el asado. Y no es una metáfora. Según datos del Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino, el país ya compra más de 1.200 toneladas mensuales de carne vacuna y 5.700 toneladas de cerdo. Todo esto, en un escenario donde el superávit comercial se derrumba y las exportaciones del agro pierden valor agregado.

Detrás de este fenómeno hay varios factores: una fuerte apreciación cambiaria, la desregulación alimentaria, y una baja de aranceles que habilitó una verdadera avalancha de productos extranjeros. Según el consultor agropecuario Javier Preciado Patiño, las importaciones de alimentos crecieron 152% entre junio de 2024 y abril de 2025, y se proyecta un récord anual de u$s4.200 millones.
El efecto en el mercado interno
En paralelo, las exportaciones de carne vacuna cayeron 30% y el superávit comercial en abril fue de apenas u$s204 millones, uno de los peores registros de la era Milei. El modelo de tipo de cambio apreciado incentiva importaciones y desincentiva exportaciones, incluso en sectores tradicionalmente competitivos.

Lo que más llama la atención es la magnitud del salto en productos con fuerte producción nacional:
Zanahorias: +2.182% interanual
Tomates: +870%
Cítricos (naranjas, limones): también en aumento
Brasil aparece como el gran beneficiario, tanto por volumen como por variedad de alimentos colocados en el mercado argentino.
Pymes en jaque y la “doble Nelson”
Mientras las ventas de máquinas usadas crecieron 50% (muchas por cierres de fábricas), desde el agro alertan sobre una peligrosa combinación de incentivos distorsivos. Por ejemplo, una tonelada de maíz paga u$s21 en retenciones, mientras 
Este escenario es descripto como una “doble Nelson” para el sector agroindustrial: se disparan las importaciones y se derrumban las exportaciones con valor agregado.
¿Y ahora qué? Con una producción de carne estimada en 2,8 millones de toneladas y un rebote en las exportaciones a China, algunos jugadores del mercado aún apuestan al repunte externo. Pero el crecimiento de las importaciones ya marca el pulso de un nuevo ciclo económico, donde hasta el asado viene con sello extranjero.



Bandas que ajustan por inflación y un programa gradual para acumular reservas sin sacudir el mercado.

Riesgo país cerca de 600, dólar estable y tasas en pesos sin premio: dónde posicionarse para cerrar el año.

Predominan los negocios familiares, crece la profesionalización y la burocracia sigue siendo el principal freno.

El economista plantea que el Gobierno deberá cambiar la estrategia para acumular dólares sin frenar la economía.