

Economía en repunte, inversiones que no llegan: qué frena a los capitales productivos en Argentina
Pese a señales de mejora en la macro, las inversiones extranjeras siguen en pausa. ¿Qué ven los grandes jugadores globales que aún dudan de apostar fuerte por el país?
Actualidad29 de julio de 2025 Infoempresas


⌚ tiempo de lectura: 1:45 min.
Cifras que entusiasman, decisiones que no llegan
El frente económico argentino muestra, al menos en los números, algunos signos de estabilización: inflación en descenso, orden fiscal, dólar oficial más previsible y un gobierno decidido a avanzar en reformas. Sin embargo, las inversiones extranjeras productivas no reaccionan con la misma intensidad. El interrogante es claro: ¿qué está faltando para que los dólares lleguen a la economía real?
Lo que está funcionando (y no alcanza)
En términos macroeconómicos, el control del gasto público, la baja del déficit y una mayor previsibilidad cambiaria han generado expectativas favorables en muchos sectores. Hay potencial exportador real en actividades como energía, minería, agroindustria y servicios basados en el conocimiento, con empresas locales listas para escalar.
Pero los grandes inversores internacionales aún miran con distancia. ¿Por qué?
6 obstáculos que siguen bloqueando la confianza
Detrás de esa aparente calma, subsisten barreras estructurales que desalientan el desembarco de inversiones de largo plazo:
Restricciones cambiarias, que dificultan el giro de dividendos, regalías y pagos de deuda al exterior.
Elevada presión tributaria, sin una reforma integral que simplifique y reduzca costos.
Regulación oscilante, con reglas que cambian según el gobierno de turno, generando incertidumbre.
Infraestructura deficiente, que encarece la logística y limita la competitividad
Sistema laboral rígido, que no acompaña las nuevas dinámicas del mercado de trabajo.
Falta de incentivos sostenidos, que hagan atractiva la inversión productiva de largo plazo.
Lo que falta: señales de largo plazo
Los inversores no buscan promesas, sino marcos regulatorios estables, reglas del juego claras y políticas que trasciendan los ciclos electorales. En esa línea, una agenda moderna de reformas que incluya:
Actualización del régimen laboral, para hacerlo más flexible y competitivo.
Plan de infraestructura logística y digital, que reduzca costos y mejore la conexión global.
Esquema de beneficios fiscales y cambiarios, que incentive la inversión sostenida en el tiempo.
Además, los acuerdos bilaterales con otros países —con beneficios impositivos recíprocos, protección de la propiedad intelectual y regulaciones simples— podrían ser claves para reinsertar a Argentina en el mapa global de inversiones.
Una oportunidad que no puede seguir esperando
La economía argentina parece estar en una nueva etapa, pero sin inversiones reales, no habrá crecimiento sostenible. El país tiene recursos, talento y sectores competitivos. Lo que falta es confianza estructural. Y construirla lleva tiempo, pero empieza con decisiones concretas.

