De la desconfianza al aplauso: por qué el mercado cambió su mirada sobre Caputo después de las elecciones

Tras semanas de volatilidad, la última licitación logró renovar el 91,4% de la deuda y bajar la tasa mensual de la Lecap al 3,9%. El alivio se explica por señales de normalización, respaldo del FMI y menor temor a una devaluación inmediata.

Actualidad12 de septiembre de 2025 Infoempresas
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Tiempo de lectura: 2 min

Del pánico al alivio

El mercado financiero argentino pasó en cuestión de semanas de un estado de pánico a un clima de alivio con el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo. La primera licitación de deuda pública tras la derrota electoral de Javier Milei en Buenos Aires fue leída como una señal de confianza: se consiguió un rolleo del 91,4% de los $7,2 billones que vencían y se redujo la tasa de las Lecap del 4,8% mensual al 3,9%.

En otro contexto, pagar un 59,6% de renta efectiva anual —el doble de la inflación— sería considerado un fracaso. Pero después de licitaciones en las que se llegó a convalidar tasas del 75%, el giro fue celebrado como un punto de inflexión.

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El costo de desarmar las LEFI

El escenario venía en deterioro desde que Caputo decidió desarmar las LEFI, muy criticadas por los bancos. El Tesoro pasó de pagar un 38,9% en julio al 47%, luego al 65% y hasta un 69,2% en agosto. Aun así, el porcentaje de renovación de deuda caía, reflejando la falta de liquidez de los bancos y la expectativa de una devaluación post electoral.

Ante esa dinámica, el ministro aplicó una medida extrema: subir los encajes al 53% y prácticamente obligar a los bancos a comprar un bono que quedó depositado en el BCRA. Fue el punto más tenso, antes del giro reciente.

 

La licitación que cambió el humor

La mejora no solo fue por la baja de tasas. El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, rechazó parte de la oferta para no convalidar mayores costos, y se liberaron $600.000 millones de liquidez para los bancos. Esto contrastó con la licitación de agosto, en la que se absorbieron $940.000 millones adicionales.

El sistema financiero valoró el oxígeno: con menos presión, el crédito dejó de encarecerse a niveles prohibitivos. A eso se sumó la decisión del BCRA de bajar del 45% al 40% la tasa que paga por absorber pesos, lo que alivió las cauciones y repos de corto plazo, que descendieron a niveles del 35%.

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El dólar y el apoyo del FMI

El otro factor clave fue la política cambiaria. El Gobierno dejó de intervenir en el “subtecho” informal de $1.360 y permitió que el dólar se acercara al techo de la banda. El tipo de cambio cerró en $1.423,50, a solo un 3,2% del máximo permitido, con mayor credibilidad en el esquema.

El respaldo del FMI también fue determinante: el organismo ratificó que no habrá objeciones para usar los u$s14.000 millones de reservas frescas en caso de defender la banda cambiaria. Esto redujo el temor a un salto brusco y a remarcaciones de precios.

 

Lo que viene

Aunque el mercado aplaudió, la normalización está lejos de completarse. La tasa de las Lecap sigue por encima de la que regía con las LEFI (30% anual). Además, los vencimientos que vienen son exigentes: $6 billones en dos semanas, $8,2 billones en octubre, $12,7 billones en noviembre y $11,6 billones en diciembre.

Caputo necesitará mantener un rolleo cercano al 100% y continuar bajando tasas para disipar el temor a una crisis devaluatoria o a un salto del riesgo país, que se ubica en torno a los 1.070 puntos.

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El mercado pasó de la desconfianza al aplauso. Caputo logró dar vuelta una dinámica que lo enfrentaba a bancos y economistas, y que generaba riesgo de crisis cambiaria. Hoy, con menor presión en el dólar, tasas en baja y respaldo del FMI, aparece un horizonte más previsible. El próximo test será sostener ese equilibrio en un calendario de vencimientos que pondrá a prueba la resistencia del plan económico.

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