
Ya no hará falta pasar por ensayos costosos ni cumplir con las homologaciones del INTI o IRAM. Pero hay más dudas que certezas sobre garantías, impuestos y emisiones
Ya no hará falta pasar por ensayos costosos ni cumplir con las homologaciones del INTI o IRAM. Pero hay más dudas que certezas sobre garantías, impuestos y emisiones
Nacionales16 de junio de 2025 Infoempresas⌚ Tiempo de lectura: 1:45 min.
¿Es posible comprar un auto en el exterior y traerlo a la Argentina sin morir en el intento? Hasta hace poco, era un camino repleto de trabas, demoras y costos altos. Pero ahora, el Gobierno flexibilizó la importación de vehículos y autopartes para uso personal, a través de la Resolución 222/2025 publicada en el Boletín Oficial.
La medida, anunciada por el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, busca reducir burocracia y costos, eliminando la exigencia de la Certificación de Habilitación de Autopartes de Seguridad (CHAS). Esta habilitación, según explicó el propio funcionario, elevaba innecesariamente los precios de los repuestos, generando impacto en la seguridad vial, el mercado del seguro, el delito y los costos productivos.
¿Qué cambia para los particulares?
Hasta ahora, para ingresar un vehículo o autoparte había que realizar una homologación obligatoria en INTI o IRAM, lo que implicaba un trámite engorroso, de varios meses, y costos que podían superar los US$ 10.000 por unidad.
Desde ahora, si el auto o la pieza cuenta con una homologación internacional reconocida por la ONU o por laboratorios acreditados bajo la norma ISO 17025, la aduana no podrá frenar el ingreso. Sólo bastará con una declaración jurada de seguridad, sin papeles extra, siempre que sea para uso personal y no comercial.
El alivio llega… con letra chica
Si bien la flexibilización ahorrará un 20% en comparación con comprar a concesionarios oficiales, aún persisten múltiples costos que el usuario deberá afrontar:
35% de arancel de importación
3% tasa de estadística
4% de Ingresos Brutos
21% de IVA
Costos de flete, Aduana y gestoría
Además, la posventa y garantía será un dolor de cabeza: no hay respaldo técnico, ni garantía local, ni servicio oficial. Si algo se rompe, el usuario deberá importar también la pieza de repuesto y buscar un taller que lo solucione.
¿Y las emisiones? ¿Y los fraudes?
En Europa y otras regiones ya rigen normativas como Euro VI, que aún no son compatibles con el combustible argentino. ¿Qué pasará si un auto importado se rompe por esa incompatibilidad? No hay un responsable claro.
Además, desde el sector advierten sobre la falta de precios de referencia para autos 0 km importados por particulares, lo que podría facilitar maniobras de evasión. Si no hay trazabilidad en el precio, los impuestos sobre el valor FOB podrían subestimarse, afectando al Estado nacional.
¿Oportunidad o bomba de tiempo?
La medida podría agilizar trámites también para importadores tradicionales, que celebran la eliminación de trabas como la LCM, aunque advierten que la demora actual está en la LCA (Licencia Ambiental), que no se emite con la celeridad deseada.
Desde el Gobierno sostienen que esta apertura favorece la competencia, la libertad del consumidor y la desregulación. Pero desde el sector automotor responden: “sin red, todo depende del usuario”.
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