
Mientras países vecinos proyectan fuertes alzas en contrataciones, Argentina enfrenta el escenario más débil del continente. La Patagonia, la excepción que da un respiro.
Ricardo Arriazu sacudió la escena económica con un dato contundente: Argentina es el segundo país que más devaluó su moneda en toda la historia mundial. ¿El primero? El Congo. Pero lejos de mostrar logros, el país sigue estancado. ¿Por qué?
Opinión11 de junio de 2025 InfoempresasTiempo de lectura: 1:40 min.
"El petiso que pide medir tres metros"
Con esa ironía gráfica, el economista Ricardo Arriazu dejó en claro que la devaluación, por sí sola, no arregla nada. “Si la devaluación fuera la solución, el Congo y Argentina serían la maravilla económica mundial”, lanzó durante una charla reciente en el Grupo Cohen.
Arriazu explicó que el verdadero problema es el “costo argentino”, y no el valor nominal del dólar. Según su análisis, los problemas estructurales no se resuelven con ajustes del tipo de cambio, sino con reformas profundas que ataquen de raíz la baja competitividad.
¿Qué reformas propone?
Para Arriazu, la “hormona del crecimiento” que necesita la economía no está en la cotización del dólar, sino en:
Reducir el costo argentino.
Recuperar salarios sin superar la productividad.
Encarar reformas estructurales postergadas.
Advirtió que las devaluaciones solo distorsionan la competitividad si no se acompaña de cambios reales. El resultado es siempre el mismo: más inflación, más desigualdad y crecimiento débil.
¿Cómo está la macro?
Arriazu sorprendió con una visión moderadamente optimista: “Estamos en una situación sólida, pero faltan un montón de reformas”. Estimó una inflación del 29% anual y proyectó un crecimiento económico de 6,3%, aunque advirtió que el verdadero riesgo es una crisis internacional o un desborde político.
¿Hay salida?
Sí, pero con una condición: “Si logramos mantener los equilibrios macroeconómicos y evitar años negativos, Argentina puede duplicar su tasa de crecimiento”, afirmó.
Terminó con una reflexión esperanzadora: “Soñando con una Argentina posible” fue el título de su charla en Tucumán. Allí, subió la probabilidad de éxito del país de un 30% a un 50%, si se consolida un buen acuerdo con el FMI y se empieza a hacer “las cosas bien hechas”.
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