
Lo que dejó la semana: claves económicas para comenzar con ventaja.
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El país avanza hacia una nueva economía de carbono basada en la transformación de residuos forestales y agrícolas. El biochar se consolida como una herramienta clave para capturar CO₂, regenerar suelos y abrir nuevos mercados de créditos de carbono.
Actualidad27 de octubre de 2025 Infoempresas

⌚ Tiempo de lectura: 1:45 min
El futuro verde ya llegó
Durante el encuentro “Biochar Forestal: Carbono y Negocios”, más de 200 referentes de los sectores público y privado coincidieron en que el biochar representa una de las mayores oportunidades para que Argentina lidere la transición hacia una bioeconomía baja en emisiones.
Organizado por la Iniciativa Biochar Argentina, con apoyo de AFoA y la Mesa Argentina de Carbono, el evento reunió a científicos, empresarios e inversores que trabajan en proyectos de pirólisis y valorización de residuos orgánicos como estrategia de mitigación climática y desarrollo económico.
“El biochar combina innovación tecnológica, productividad y compromiso ambiental. Es la convergencia perfecta entre ciencia y sostenibilidad”, explicó Pablo Nardone, coordinador de la iniciativa.

Del residuo al recurso
El biochar —abreviatura del inglés biological charcoal o “biocarbón”— se obtiene al calentar biomasa (residuos forestales o agrícolas) en ausencia de oxígeno, en un proceso llamado pirólisis.
El resultado es un material poroso con gran capacidad para retener carbono, agua y nutrientes, mejorando la estructura y fertilidad de los suelos.
“Cada tonelada aplicada puede capturar hasta 2,7 toneladas de CO₂, además de mejorar la productividad y regenerar suelos degradados”, destacó Mara Volpe (Cyclus SA).
Argentina, con su amplia base forestal y agroindustrial, tiene el potencial para convertirse en líder regional en producción de biochar, transformando los residuos que hoy son un pasivo ambiental en un activo económico de alto valor.
Un negocio de triple impacto
Además de su aporte ambiental, el biochar abre la puerta a un nuevo mercado de créditos de carbono, estimado en más de USD 3.000 millones para la próxima década.
Según Juan Pedro Cano, coordinador de la Mesa Argentina de Carbono, estos créditos representan “una herramienta clave para atraer inversión privada y financiar proyectos sostenibles con impacto local”.
Uno de los ejemplos destacados fue el Proyecto Santo Domingo, en Corrientes, que opera una planta modular de pirólisis capaz de procesar 13.600 toneladas de biomasa al año, eliminando unas 5.000 toneladas de CO₂e anuales y generando empleo rural y transferencia tecnológica.
“Estamos ante un modelo productivo de triple impacto: económico, social y ambiental”, subrayaron desde GMF.

Certificación y trazabilidad
El crecimiento del biochar depende también de la validación internacional de sus beneficios climáticos.
Durante el encuentro, Kranav Sharma (Verra) presentó la metodología VM0044, que permite certificar créditos de carbono derivados del biochar, mientras que Diego Jarrín Valencia (Biocarbon Standard) destacó la necesidad de marcos regulatorios regionales que garanticen trazabilidad y transparencia.
“El desafío para América Latina será avanzar en normativas comunes y alianzas que faciliten la adopción de estas tecnologías”, señaló Jarrín.
Ejemplo argentino: UNITÁN y su plan de forestación intensiva
El cierre del evento estuvo a cargo de Ariel López Mato, gerente de UNITÁN, quien presentó el Plan de Forestación Intensiva de la compañía, certificado bajo el estándar VCS de Verra.
Con más de 3 millones de árboles plantados y 65.000 toneladas de CO₂ capturadas, el proyecto combina producción, conservación y energía renovable, y planea expandirse a 3.000 hectáreas adicionales.
“Es un modelo real de economía circular que integra industria, forestación y acción climática”, resumió López Mato.
Impactos clave del biochar forestal
Secuestro estable de CO₂ durante siglos.
Regeneración de suelos degradados y aumento de productividad agrícola.
Conversión de residuos forestales y agrícolas en insumos de valor.
Apertura de mercados de créditos de carbono y bioeconomía.
Innovación científica y alianzas internacionales para proyectos de impacto.

El biochar no es solo una tecnología emergente, sino una estrategia nacional de desarrollo sostenible.
Argentina ya comienza a posicionarse como referente regional en economía de carbono y circularidad, combinando conocimiento científico, forestación y oportunidades de inversión verde.
“Transformar residuos en recursos es el camino hacia una economía más limpia, rentable y regenerativa”, concluyó Nardone.



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